viernes, febrero 25

Carta con la que fui premiada en el Concurso de Cartas de Amor de la Biblioteca de Stgo..




















Pedro:


Te escribo desde la plaza Pedro de Valdivia. Aquí nos sentamos una vez a mirar a la gente pintar cuerpos. Esa vez yo pisé caca, me dio más vergüenza. Tú dijiste “hay mal olor aquí”, yo me quedé callada y alejaba mi pie de tu nariz. Como imaginarás la plaza sigue igual. La gente se sienta a darse besos como enfermos. Y yo... bueno, yo aquí.


¿Cómo está Berlín? ¿Mucho Frío? Te echo de menos… Vuelve, te prometo que te voy a hacer feliz, vamos a comer queque de plátano, vamos a bailar juntos y vamos a rayar las paredes si quieres. Pedro, en serio, es demasiado lo que te necesito, ya no tengo para quién vestirme bonita. En la noche me acuerdo de ti, en la mañana también, a la hora del taco, en la micro, cuando estoy sola, cuando estoy con gente ¡Estás en todas partes!


¿Te acuerdas de la polera que me regalaste? Ésa que te quedaba chica, bueno, se la puse a mi almohada y hago como si durmiera contigo. Me compré tu colonia, se la puse a la alfombra, me acuesto arriba de ella, cierro los ojos y es como estar contigo. En la calle te busco, pero como dice Calle 13 y Café Tacuba “No hay nadie como tú, no hay nadie como tú, mi amor”.


Ya no estás y nada es sin ti. Sólo por ti valía la pena madrugar, elegir los sostenes más lindos, esos que a ti te gustaban, y salir por Santiago sin rumbo fijo, y sufrir cuando me obligabas a subir a los teleféricos, y reír cuando nos escapábamos del guanaco en Plaza Italia, y aburrirme en tus partidos de fútbol de día domingo, y aguantarme tu aburrimiento cuando veíamos mis películas, y aguantarte tú el mío cuando veíamos las tuyas, y meternos en la ducha fría en verano, y en la tina hirviendo en invierno, y soportar nuestras espinillas porque era rico comer chocolate, y superar la timidez para que tu familia me conociera, y sentirnos tan excesivamente bien que no era necesario salir de la cama cuando llovía, y escuchar la música tan fuerte que los vecinos alegaban, pero no nos importaba, porque nosotros éramos de otro planeta y aquí solo jugábamos a ser humanos, como unos Playmobiles en el mundo de Nunca Jamás.


Echo de menos que me mires y sonrías, echo de menos que me toques el pelo y me digas que lo tengo limpiecito. Echo de menos que me digas que soy increíblemente pulenta.


Me acuerdo de las 11 postales que te he mandado desde que te fuiste. Una por mes. Estamos a 13 de febrero, y aun no me respondes la primera. Ayer te llamé por teléfono ¿Cambiaste el celular? Yo tengo el que termina en 881 ¿Es ése? ¿Recibes mensajes de voz? Revisa tu casilla. Y tu mail también, el Facebook, el Inbox, el Blog, el Twitter, tu contestadora, tu buzón. Si quieres me puedes responder.


Te quiero Pedro, te quiero hasta las costillas y más. Vuelve a Chile y dame un beso, yo te estaré esperando. Siempre, porque decidí amarte, y eso, bueno, es una decisión de vida.


Ich liebe sie. (Te amo) Gut auf wiedersshen, (Adios).


Violeta.